No cabe duda que el ser una persona educada y de buenos modales ayuda a conseguir y mantener mejores trabajos, desenvolverse exitosamente en los negocios, llevar mejores matrimonios y mantener buenas relaciones.
Dentro del contexto laboral, el término jefe está mandado a recoger, la connotación líder es más adecuada para definir a la persona encargada de dirigir las actividades de una empresa.
Está comprobado que el éxito de los líderes es directamente proporcional a la relación que este mantiene con las personas que trabaja, y la eficiencia de una empresa está fuertemente ligada al clima laboral, la sinergia y el sentido de pertenecía entre sus colaboradores.
Una persona amable tiene mucho que ganar y poco que perder, actitudes como las siguientes marcan la diferencia en las relaciones interpersonales.
-Utilizar las palabras: Por favor y Gracias. Algo tan simple como esto puede mejorar la imagen que proyecta una persona.
-Mirar a las personas a la cara cuando están hablando es sinónimo de respeto y además, demuestra la atención que cada quien se merece.
- Al llegar a un lugar saludar con un «buenos días» o «buenas tardes» antes de iniciar una conversación de trabajo u otro ámbito.
-Ser puntual, a nadie le gusta que jueguen con su tiempo.
-Evitar levantar la voz, mantener un tono siempre cordial sin importar el cargo que desempeñemos o a quien nos dirijamos, todas las personas merecen el mismo grado de respeto.
En un sociedad donde es común ver casi a diario enfrentamientos, asesinatos y agresiones entre familias, vecinos, compañeros de trabajo, vale la pena cuestionarse sobre el papel que juega cada uno en la construcción de la paz.